Tus tiempos, no son mis tiempos;pero Tú sabes mejor que yo, el cuándo, por qué y para qué…
Tus tiempos, no son mis tiempos; pero Tú sabes mejor que yo, el cuándo, por qué y para qué… Gracias por llevarme al lugar indicado, con las personas correctas, cuando debía ser Hace casi seis meses, cuando toda esta aventura empezó, me preguntaba por qué algunas cosas no habían sido diferentes; por qué no había empezado antes o por qué no me dirigía hacia otro lugar y por supuesto, la pregunta que no pocas veces le hago a Dios: por qué y para qué… y como tantas veces, Él callaba y sonreía (así me lo imagino) mientras me susurraba al oído su «ya lo sabes… ya lo verás»… y entonces llegué a México. Realmente el tiempo fue corto, pero fue suficiente. Cuando me pongo a pensar en todo lo que viví, las personas que conocí, los lugares que pude visitar, los sabores y los olores característicos que pude descubrir y disfrutar, veo con emoción que realmente esta fue una experiencia vivida ¡¡CON TODOS LOS SENTIDOS!! Y aunque esa frase me suena a una muy buena propaganda turística, mi intención se va más bien por otro lado; tratar de compartir y hacer sentir un poco de lo que yo viví. La experiencia de llegar a otro país es emocionante, todo es nuevo, diferente y hay mucho por descubrir… y claro: muchísimo por aprender. Como lo compartí en un primer mensaje al poco tiempo de llegar, incluso las palabras cambian y hay que estar atentos, por los significados que pueden distorsionar todo y porque si no, ni entiendo, ni me entienden!! En la casa es igual: aprender dónde están las cosas, cómo se hacen, los horarios y modos… hay que estar atenta a aprender; a veces me sentía como hace diez años, cuando llegué a la casa de formación, con todas las ganas de descubrir todo este mundo grandioso y novedoso!!! Por otro lado y muy importante es el tema de la comida y no precisamente porque mi hobby sea comer. México (igual que cada lugar, sí, lo sé) tiene sabores muy particulares y que lo hacen único; pero además, entendí que no sólo es eso, sino que esos sabores representan lo que ellos son, como son: sus raíces y su cultura marcada en los ojos alegres, los brazos acogedores, las manos luchadoras y el semblante festivo. Y los sabores, son además el halago al amigo que viene de visita, la atención gozosa de quien los acoge también en su vida. Es la manera de acoger, dando lo que son. Alguien me dijo un día que para qué tomaba tantas fotografías, que era mejor guardar lo que se quedaba en los ojos… de acuerdo, pero cuando ves tantas cosas que te gustan, que te sorprenden y que quieres recordar, necesitas esa ayuda… además cuando veo las fotos de cada lugar, de las personas, revivo lo que sentí, lo que viví y el recuerdo de ese momento se inmortaliza en mi memoria. Realmente con tan poco tiempo en cada lugar, hay que dejarse sorprender y dejarse llenar de todos esos instantes que hicieron el todo de esta experiencia. La estadía en México fue un regalo por muchos motivos y con alegría digo que uno muy importante fue el poder compartir con las hermanas de esta Delegación; poder vivir con ellas unos días, hacer vida común, compartir risas, algunas tristezas, la misión y la oración, la espiritualidad que nos congrega y nos une, para ser hermanas en medio de las diferencias que hay, ya por la cultura, por la diferencia generacional, las maneras de ser y hacer… gracias a cada una de las hermanas: Violeta (por su acogida en nombre de la Delegación y estar pendiente siempre) Ana Rosa, Crucita, Imelda (mi «jefa» en el Centro Infantil, por su paciencia y confianza), Mayra (mi compañera y ángel guardián), Rosa, Carmen, Tere, Elvira, Gabby (Abby), Carmen (KPN), Claudia (mi hermana colombiana pendiente de mi todo el tiempo), Lorena, Tere Pui, Fátima, Nallely. Y nombro a cada una, para decirles GRACIAS, Dios las bendiga y les recompense el cariño y los momentos, cortos o largos que compartimos. Realmente eso es lo que tengo, Gratitud, por esta experiencia realmente tan bonita que se me ha permitido vivir. Es cierto que no todo fue fácil, pero pude sentirme en casa, en mi casa: tanto con las hermanas como con la gente de las diferentes misiones y pastorales. Es muy grato saber que somos hermanas, no sólo de nombre y que incluso las diferencias nos unen, para enriquecernos, para crecer y ser mejores mujeres y mejores Filipenses. Realmente Dios sabe cómo hace sus cosas, cuándo y cómo; creo que eso cada vez está más claro: Él sabe qué es lo que más me conviene y me lo demostró en estos meses fuera; lo complicado es que yo sepa verlo ¿Qué sigue ahora? Seguir mi camino con alegría, usar muy bien lo que he aprendido y saber compartirlo. Le pido a Dios muchas bendiciones para cada hermana de la Delegación de México y también por mi Delegación de Colombia, que con gran generosidad y con inmenso cariño, me regaló esta experiencia de misión y vida Filipense con acento mexicano. ¡Sursum Corda! María Judith Díaz del Castillo G Juniora en preparación para Votos Perpetuos Colombia