“Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda la creación”.
Dios sigue valiéndose de distintos medios para hacer realidad su mandato de anunciar su Palabra en todo tiempo y lugar. De esta manera, las Religiosas Filipenses de Chile recibimos el llamado para ir a la sierra de Perú, con la finalidad de realizar una misión de Semana Santa y una jornada vocacional, y así dar continuidad a los encuentros que anteriormente se efectuaron de manera online.
Las Hermanas Deisy Barría y Miriam Muñoz en representación de la Congregación, viajaron desde Chile a las tierras andinas de nuestro vecino país.
Allí se realizó un encuentro con jóvenes estudiantes de secundaria que se manifestaron motivadas y con interés por conocer más de cerca la vida religiosa, y de esta forma, no dejar pasar la oportunidad de preguntarse si es el Señor quién las llama a servir desde la opción de la Vida Consagrada.
Agradecemos a la Orden de San Agustín en la persona de Monseñor Edison Farfán Córdova quien acogió y autorizó la presencia de nuestras hermanas, y también al Padre Raúl Estrada Herrera, quien nos motivó desde un principio, otorgando los medios que tuvo a su alcance para que se realizara esta experiencia religiosa en ese bello lugar.
La invitación de Jesús que dice: “Rema mar adentro” y “ Ven y Sígueme” aparecen como respuesta al Espíritu, al entregar nuestras propias vidas al servicio de la causa del Reino de Dios e invitar a otras jóvenes a dejarlo todo e imitar más de cerca la vida de Jesucristo a través del servicio en nuestra Congregación.
En este primer encuentro presencial en Chuquibambilla, participaron cuarenta y siete jóvenes pertenecientes a distintos distritos de la Prelatura, quienes con el apoyo y el acompañamiento de sus docentes de Religión pudieron llegar desde lugares muy apartados y de difícil acceso geográfico.
Nuestro encuentro tuvo diferentes momentos: como la oración, la reflexión, el compartir experiencias de vida y el conocer nuestra congregación. También existieron espacios de recreación, donde diferentes grupos presentaron con alegría y orgullo sus bailes típicos de la región.
Sin duda, fue una experiencia maravillosa e enriquecedora tanto para ellas como también para nosotras. Se debe destacar además la conducta y el carácter respetuoso que caracteriza a estas jóvenes así como su amor y fe profunda en Dios.
Podemos decir con dicha que la llama quedó encendida y el nombre de Religiosas Filipenses ya comienza a ser cercano en estás lejanas tierras del altiplano peruano.
A las jóvenes las seguiremos acompañando con nuestra oración y comunicación. Esperando volver a encontrarnos con cada una de ellas en una nueva jornada, para dar seguimiento a la inquietud que las mueve a reafirmar y dar respuesta a la llamada que les hace el Señor .
Misión de Semana Santa en las alturas
Una vez terminada la jornada vocacional, seguimos camino al distrito de Progreso ubicado en el departamento de Apurímac con una altura de 3.869 metros de altitud sobre el nivel del mar. Allí participamos y apoyamos pastoralmente al Padre Agustino, Raúl Estrada Herrera en todo lo que se requería.
Nos encontramos con una comunidad acogedora y amante de sus tradiciones tanto culturales como religiosas, es así como las liturgias y las conversaciones se hablan tanto en español como en quechua.
Fue una semana Santa intensa y diferente en que nos sumergimos en una profunda oración y gozamos de la fe de un pueblo que busca a Dios con alegría y sencillez, abriendo sus corazones y sus hogares para recibir la bendición, participando de los oficios y ritos de semana Santa con las tradiciones propias de un pueblo agradecido y que reconoce la presencia de Dios en medio de su realidad.
Damos gracias al Señor por todas las experiencias compartidas y esta oportunidad que nos regaló como Congregación de responder a la moción del Espíritu, y a este sueño Vocacional y Misionero al otro lado de nuestras fronteras.
Esperamos que nos conceda vocaciones de este lugar y que las Hermanas Filipenses permanezcamos unidas y comprometidas a orar y a trabajar por estas jóvenes, para seguir creciendo como familia Religiosa, procurando de esta manera abrir nuestra presencia Filipense en este vecino país.