Nuevas vocaciones

 

La comunidad formativa de Chía, da gracias a Dios por este año, que inició trayendo nuevas vocaciones y con ellas, mucha esperanza para nuestra congregación. 

Te agradecemos Señor y te rogamos por Ruth Quintero C, que después de haber estado un tiempo fuera de la Congregación, sigue sintiendo tu llamado y vuelve a dar su sí. Por Johanny Pérez R, quien tuvo la oportunidad de trabajar con las hermanas de Rionegro y en el compartir cotidiano, descubrió que Dios la llama a servirte desde nuestro Carisma Filipense y así comienza su aspirantado. Y por último tenemos A Sofía Eraso, que después de sentir el llamado del Señor, quiere vivir una experiencia de comunidad y así poder discernir su vocación. 

Iniciamos con mucha alegría y poniendo en las manos del Señor a estas mujeres que quieren descubrir la voluntad de él en sus vidas. Pedimos a nuestra Madre Inmaculada, a San Felipe Neri y a nuestros padres fundadores que intercedan y nos acompañen en este camino inicial. 

 Y a ustedes, hermanas, se las presentamos para que oren por ellas, para que el Señor les regale perseverancia en la vocación como Filipenses. 

Por último, un pequeño sentir de ellas, hecho oración…

Señor, gracias por permitirme conocerte, y escogerme para estar junto a ti, gracias por perdonarme y enseñarme a ver la vida con tus ojos, Señor enséñame a vivir como tú, te entrego mi corazón, mi espíritu, para que se haga tu voluntad y no la mía. 

Sofía Eraso.

Reconocerme ya que es una tarea muy importante para iniciar esta nueva etapa de mi vida.

Reformarme para poder seguir creciendo en Tú compañía Señor.

Reeducarme para servirte con rectitud y amor.

Revestirme de Tus dones Señor para poder convertirme en tu instrumento.

Espero poder tener todos mis sentidos atentos para entender que es lo que Dios pide de mí… Estoy muy feliz…

Ahora que San Felipe y la comunidad me ayuden con esta tarea. 

Johanny Pérez

DA GRATIS LO QUE GRATIS RECIBISTE

Tú, Señor, me seguiste llamando y ya no pude resistirme más…

Experiencia de Ruth Quintero Cuartas, Chía – Colombia.

Primeros días de reincorporación a la Congregación.

Quiero proclamar tu grandeza, Señor, bendecirte desde el hondón de mi alma.

Desde hace tiempo, una pregunta resuena en mi ser y con el salmista elevo mi voz para decir: ¿“Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”

Desde la eternidad en la que soñaste mi vida me amaste y desde el vientre de mi madre me elegiste… Pronunciaste tu SÍ enorme y mayúsculo sobre mi vida. Yo, terca de mí, no siempre te elegí, no siempre te respondí, pero tú, el Fiel, …en mi lepra me limpiaste; sanaste mis heridas, me has curado, me has hecho revivir y yo hoy quiero con mi determinación y tu fuerza, con mi pobreza y tu fidelidad, dar gratis lo que gratis he recibido de tu bondad.

Aquella melodía armoniosa que cantabas mientras me creabas, quiero entonarla hoy; cantar tu amor y misericordia, tu justicia y bondad. Decir “aquí estoy, pidiéndote me enamores”; caminar en tu presencia con perseverancia y calma. Dejar sonar la música de un alma segura de tu amor.

Señor, tú eres mi único bien ¿a dónde iré lejos de ti? El mundo ya lo he recorrido y en él te vi; tu presencia se me impuso en cada corte del camino y me decía insistente: “no saques más excusas”, “no aletargues el latir de tu corazón que es de fuego cuando te hablo de mí, cuando la vida misma te proclama mi presencia, cuando eres tú la que me anuncia”.

 Y entonces digo: Ya no quiero, Señor, en las horas de mis días, ser yo quien crea trabajar, ni quien pretenda amar con sus fuerzas. Con S. J.H. Newman repito: Déjame esparcir tu fragancia con mi vida, que te vean a ti “…por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón”. Quiero dejarme hacer por ti, como el vaso en manos del alfarero; vivir en esta certeza: que ¡Tu Gracia me basta! Sé que tú amor hará el milagro en mí. 

…Porque te has hecho realidad en mi vida, porque me has seducido y yo ya no quiero, ya no puedo resistirme a tu loco Amor.

“…Alma, sigue hasta el final

en pos del Bien de los bienes.

y consuélate en tu mal

pensando como Pascal:

«¿Le buscas? ¡Es que le tienes!” (Amado Nervo)