Hna. Yocasta Henríquez nueva Madre General de las Religiosas Filipenses
El día domingo 24 de julio comenzamos a preparar el espíritu para elegir a la nueva Madre General que guiará a la Congregación los próximos años.
El Retiro preparatorio para el sondeo de elección de la nueva Madre General estuvo dirigido por el sacerdote franciscano Capuchino Eduard Rey.
Algunas ideas aportadas por el Padre Eduard para reflexionar se basaron en el evangelio de este domingo tomando la primera parte como referencia para plantearnos que el Padre Nuestro es la oración que nos enseña a pedir; así como pedimos el pan de cada día, la vivencia del perdón en la vida cotidiana entre las hermanas es esencial el conocimiento entre nosotras.
Nos motivó a que sepamos tomar decisiones y escucharnos, por otra parte, planteó que pedir que el Reino sea santificado es pedir que el Reino de Dios se revele estando centradas en ello. Jesús sólo ve al Padre porque tiene su corazón lleno de Él.
Nos invita también a discernir, a buscar el bien y no a apegarnos a nuestros deseos, sino a ser fieles al querer de Dios. Que Él sea el centro de la vida de quien ejerce la autoridad.
Luego de un tiempo de reflexión personal, celebramos la Eucaristía y durante la tarde retomamos la segunda parte del retiro. En esta ocasión el Padre Eduard destacó que el Señor dará el Espíritu Santo a quién se lo pida. Pedir, buscar y tocar son tres verbos que nos conducen a la oración y la acción, teniendo en cuenta que van de la mano. Jesús nos trae una vida nueva y el Espíritu Santo nos vuelve a encontrar con el origen que es Dios.
Una vez finalizado el retiro se procedió a las votaciones para el sondeo de posibles candidatas a asumir la misión de liderar y conducir a la Congregación.
De acuerdo a lo programado este lunes 25 de julio se celebró la Eucaristía presidida por el obispo Román Casanova y el párroco Oscar Luján donde una vez más invocamos al Espíritu Santo y abrimos el corazón a las palabras a través de la homilía que nos ofreció el obispo Casanova poniendo énfasis en el valor de servir al momento de asumir como Madre General.
Una vez finalizada la Eucaristía las capitulares acuden a la sala de sesiones para proceder a las votaciones.
Este momento se abre con la invocación del Espíritu Santo dirigida por el obispo Román Casanova y todas las capitulares. Una vez realizado el proceso de votación y teniendo como mayoría absoluta hermana Yocasta Henríquez en la primera vuelta, el obispo anuncia que la elección es válida y procede a preguntar a la hermana si acepta el cargo. Una vez aceptado, la nueva Madre General electa se dirige a la asamblea para expresar su sentir frente a esta decisión y de la misión que comienza desde hoy a llevar adelante.
En parte dijo: desde el día de ayer en el sondeo he venido meditando. Nos expresa que sólo rondaba en su cabeza y corazón las palabras del Evangelio: “conviene que Cristo crezca y que disminuya yo”. Hace referencia a las palabras expresadas por el Sr. Obispo durante la Eucaristía: La superiora no es quien hace la Congregación, la Congregación se hace entre todas.
Nos compartió que era persistente la imagen del domingo de Ramos, pues de la misma forma que el burro pudo estar pensando que todas las alabanzas era para él, cuando realmente eran para el Señor, nos podría pasar a nosotras si nos descuidamos. Todas conocen y saben mis fallos, no soy la importante, el único importante es Dios.
Hagamos un camino juntas, con el sentir de todas. Donde a todas las inquietudes le podamos ir dando forma y respuesta. Me siento indigna y sé que no se ha elegido a la mejor, pues hay muchas hermanas con más capacidad. Pero también sé, que el importante es Dios, que vive en nosotras, por el que luchamos y nos entregamos cada día y es Él quien nos impulsa a dar lo mejor de nosotras mismas. Iniciemos un camino en el que nos escuchemos, donde seamos capaces de buscar salidas juntas, donde no prevalezca el «yo», sino el «nosotros».
Tengo plena confianza en Dios y en ustedes, a sabiendas, que no es lo mío lo que ha de prevalecer, sino lo nuestro. En nuestras vidas, muy seguido sale el “yo”, Dios me invita a dejar el yo, para pensar en el nosotras y juntas construyamos nuevos caminos”.
La nueva Madre General hace la primera petición a la asamblea, solicitando que no le den el tradicional abrazo, porque eso es como una felicitación a su persona y ella es lo menos importante, que donde hemos de centrar nuestra mirada es en el señor por lo que pide que cada una de las hermanas capitulares le imponga las manos y eleve una oración al Señor.
Finalmente, con la alegría y el agradecimiento a Dios, nos reunimos en la capilla para el Te Deum y dar por concluido este acto que es el inicio de una nueva etapa en la vida de la Congregación.