Colegio Manizales: ¡renacer con esperanza e ilusión!
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes – afirma el Señor -, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” Jeremías 29,11
Renacer con esperanza e ilusión.
Con inmensa alegría compartimos desde la ciudad de las puertas abiertas y la fábrica de atardeceres, el reencuentro con nuestra familia educativa; hoy después de tantos meses de aislamiento, hemos vuelto a la “nueva normalidad” escuchando nuevamente las voces de nuestros estudiantes, hemos sentido la alegría del encuentro, la ilusión de volver a las aulas, la inquietud intelectual de quienes buscan ser mejores cada día, la disposición de los docentes y colaboradores para servir desde el contacto directo a quienes le dan el sentido a nuestra misión y nos llenan de esperanza, porque a pesar de todo, seguimos creyendo en las promesas de nuestro Señor, que mantiene los planes de bienestar y de amor para todos sus hijos. Este es un tiempo también, para recordar a quienes han partido, dejando en nosotros el perenne recuerdo de sus enseñanzas y cariño, y por quienes seguimos orando para que la huella de su paso en nuestras vidas, sea un estímulo y motivación para seguir creyendo en un mundo mejor, que necesita de nuestro aporte y solidaridad, que nos invita además a continuar con un legado de responsabilidad y compromiso por el progreso y la paz que mundo necesita. “Este es nuestro año”, son las palabras que en este comienzo del 2021 han resonado con fuerza en nuestra comunidad y nuestro querido Colegio. Hemos procurado vivir y afrontar la realidad que la pandemia nos ha presentado y lo hemos hecho como familia unida en la oración, la solidaridad y la esperanza; y a su vez, hemos recibido con gozo, los resultados de las pruebas de Estado que nos han posicionado en el tercer lugar a nivel del departamento de Caldas. ¡Qué emoción! Poder compartir este resultado fruto del esfuerzo de un equipo de trabajo que a lo largo de los meses y años, ha dejado la huella del sacrificio, el testimonio de la entrega y hoy nosotros recogemos el resultado del esfuerzo y la dedicación de todos: estudiantes, padres de familia, docentes, colaboradores y asesores que han dejado su huella y nos hacen decir desde el fondo de nuestro corazón: ¡GRACIAS!
La Alternancia.
Es un término que se ha puesto de moda al igual que tapabocas, mascarilla, careta, monogafas, distanciamiento social y la temible: pandemia. La alternancia se convirtió en la salida más segura del confinamiento, lo que no solo nos ha permitido volver a vernos, aunque por turnos, sino que también ha exigido un esfuerzo emocional, intelectual y físico, para planear y casi que abrir una “nueva institución” con adaptación de nuevos horarios, espacios seguros, rutas exclusivas de acceso y desplazamiento para cada curso, calidad en la educación y un espacio de socialización que brinde garantías a todos los estamentos educativos; y todo esto lo hemos logrado gracias al trabajo conjunto con nuestro Colegio de Pasto y al acompañamiento de las Secretarías de Educación y Salud de Manizales, además de la invaluable disposición y constante sacrificio de nuestros colaboradores Filipenses, quienes sin medir esfuerzos han brindado lo mejor de cada uno para que este proceso de alternancia sea una realidad valorada por estudiantes y padres de familia, de quienes recibimos muestras de gratitud y solidaridad. Como parte del proceso de mejora continua, se han podido adecuar más espacios de desinfección con unidades sanitarias completas y el mantenimiento de la cancha central del Colegio, aportando un embellecimiento extra a las instalaciones.
Todos en casa, y Dios en la casa de Todos.
El compromiso personal y comunitario que hemos procurado mantener en este tiempo especial, nos ha llevado a buscar nuevas alternativas y medios para permanecer en “contacto remoto”, accediendo a plataformas y estrategias tecnológicas y didácticas que promuevan la unión, la sensibilidad y la esperanza; de esta manera, hemos podido mantener nuestro trabajo con Misioneros y Misioneritos, la Catequesis Presacramental y la Comunidad de Laicos. A pesar de las interrupciones, hemos procurado ajustarnos al estilo de vida que la realidad nos plantea, luchando por mantener la comunicación, para que permanezca viva la llama de la espiritualidad que alimenta en nuestro corazón el amor de Dios y el amor a nuestros hermanos más necesitados, la oración de intercesión y la solidaridad, siguen latentes en nuestros proyectos, para que hoy más que nunca podamos vivir y hacer sentir en todos, que a pesar de las dificultades y las despedidas, los corazones no deben caer en la desesperación o la tristeza, es el momento de levantarnos y decir con valor y entusiasmo: ¡SURSUM CORDA!