25 AÑOS DE GRACIA Y BENDICIÓN
Carta abierta…
Queridísimas Madres María, Braulia e Imelda:
Cuando aquel tristísimo y doloroso día del año 1961 despedimos a nuestras amadísimas madres, el sentimiento que nos embargó fue el de huérfanas espirituales, unido a la gran incógnita que representaba la educación de nuestros hijos, se nos iban nuestras madres, nuestras educadoras, nuestras guías y confidentes: fueron tiempos dificilísimos.
Nuestras oraciones y súplicas al Señor y a nuestra Santísima Madre la Virgen de Lourdes fueron oídas, y hoy, gracias a su misericordia y a la intersección de nuestro patrón San Felipe Neri, tenemos la gran dicha de celebrar junto a ustedes los 25 años de ese feliz regreso tan ansiado.
No podemos olvidar en este momento a nuestra querida madre Ofelia, pionera infatigable en su labor de apostolado, con quien tuvimos la dicha de contar nuevamente desde el momento del regreso. Tuvimos el consuelo de tenerla con nosotras hasta sus últimos momentos y sabemos que, desde su morada con el Señor, seguirá siempre velando por nuestra Asociación.
Nuestro Infinito agradecimiento también a las madres Maruja, Amparo, Silvia, Basi, Celina, Flora, y a todas las que terminada su labor de evangelización regresaron a sus respectivos países.
Gracias, madres queridas, por su presencia en nuestra patria, gracias por la felicidad que nos han dado; gracias por esa noble, sacrificada y bella labor de apostolado que están realizando y que les ha ganado el amor, el reconocimiento y la gratitud de todos los que las han conocido en las distintas ciudades y poblados donde con tanto amor y humildad han llevado el mensaje práctico de Nuestro Señor Jesucristo. Ese reconocimiento, unido a la convicción del deber cumplido, sabemos que les reconforta y les imprime fuerza para, a pesar de todas las dificultades que tienen que enfrentar, continuar con su hermosa labor.
Las queremos muchísimo.
Que Dios y la Santísima Virgen de Lourdes las bendiga.